Un
día se presentó en el pueblo un mago, venía vestido de rojo y dijo que quería
divertir a los pueblerinos y a los niños del lugar. Traía una bicicleta de
payaso, además traía puesto un gorro también rojo. Lo primero, empezó a dar
vueltas con la bicicleta haciendo filigranas, luego se tapó los ojos y más
despacio y siguió dando vueltas. Se le ocurrió otra idea, comenzó a contar
cuentos a los niños. Hasta que notaba que se cansaban de oír cosas ficticias.
El mago trató de ponerse en la realidad y pensar en una historia real: Un día lejos
del pueblo donde se hallaban, hubo una gran tormenta con rayos, lluvia, viento,
fue tremenda, la gente no sabía cómo hacer, no se podían meter bajo los árboles
porque los rayos era su lugar de caída preferida, había un río pero con el
viento, aunque tenían una barca, había muchas olas y no era seguro tratar de
volver al lugar de partida. Poco a poco la tormenta se fue amainando, todo
volvió en sí. Y después de muchas lágrimas volvió el sosiego. La vida siguió de
nuevo en la normalidad… esta historia fue verídica y por oídas hubo también,
como dice la historia misma hubo lágrimas, y mucho miedo.
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