No sé muy bien qué decir de ir un día de compras, y sobre
todo si son compras de Navidad, se nos juntan los que son de Papá Nöel y los
que celebran los Reyes Magos.
Ayer fue un día de compras especial, porque con la
colaboración Alume fuimos a por regalos para que niños desfavorecidos
tengan su juguete preferido por estas fechas tan entrañables para todos, tanto
para niños como para adultos.
Cuando era niña el día de Reyes para mí era un día especial y
para pasarlo en familia. Todo eran nervios y alegría. Siempre pensaba si me iban a traer
algo o no.
Igual de emocionante fue cuando tuve que ser yo la que tenía
que comprar los regalos para mi familia, los mismos nervios y la misma alegría
y pasión ponía en ellos.
Mi ilusión con los Reyes Magos se remonta a cuando tenía doce
años, más o menos coincidió que nos trasladábamos de domicilio y nos íbamos a
una casa nueva. A partir de ese momento esa casa se convirtió en un regalo
fenomenal para toda la vida. Siempre pensé que esos años eran los mejores años
de mi vida y siempre me traían alguna sorpresiña.
Yo creo que también para mis hermanos, aunque la que más
disfrutaba era mi hermana pequeña, siempre recordaré la cara de risueña que ponía
cuando aún era toda una niña.
Los años siguientes ese día especial se fue transformando, ya
que como entre en la Universidad y estar fuera de Lugo, muchas veces lo
celebraba comiendo turrón o llevando cosas al piso de estudiantes para celebrar
la Navidad.
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