Después de mi paso por Calde la primera
vez, que estuve ingresado quince días, el
tratamiento fue satisfactorio y me dieron el alta. Una vez en casa me
dispongo a sacar el carnet de camión que necesitaba para comprar una parada de
taxis. Me presenté a la prueba teórica y la aprobé a la primera. Después, más
adelante, me presenté a la prueba de aparcamiento y la saqué a la segunda.
Posteriormente fui a la prueba de carretera y me suspendieron tres veces, y
debido a los nervios no la pude sacar y abandoné.
Tiempo después me dieron una pensión y me
fui a vivir con mi madre a la casa de la aldea con mi tía. Mi tía tenía un
rebaño de ovejas y yo las llevaba a pastar a los prados. Por otra parte también teníamos dos huertas y yo ayudaba a
plantarlas y a regarlas, para lo cual teníamos un pequeño motor y cogíamos agua
de un arroyo pequeño que manaba de una fuente. En verano íbamos al monte a por leña y yo ayudaba a
cargarla y en casa a picarla. Teníamos dos calefacciones, una era de leña y
otra de gasoil para el agua caliente. Por la mañana me levantaba a las siete para
encenderla y cada media hora le metía leña. En invierno limpiaba la casa y
colaboraba en la cocina. El plato que mejor se me daba era el arroz a la cubana
y de postre la tarta de queso y la de galletas con chocolate.
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