La comida de jardinería, por Efrén



Hemos encontrado un lugar para saciar nuestro apetito en una comida de jardinería llamado Bocalino. Un buen sitio para cultivar el paladar, con nuestras charlas tertulianas, alrededor  de una buena mesa, donde dar rienda suelta a nuestras conversaciones relacionadas con todo lo que atañe a Alume.
El primer plato nos impresionó tanto por su cantidad como por su  sabor.  Me refiero a la pizza, ¡qué rica estaba, por dios!, ¡qué zampada me pegué! Mi barriga cambió su chirriar siniestro por una buena digestión.
Más tarde, después de encontrar cada uno su sitio en el dialogo, llegó el siguiente plato de comida. No podía ser menos que una bandeja de churrasco alternado con pechuga de pollo y patatas fritas, ¡qué manjar! Ni los vikingos se hartarían de comer después de una victoria bélica tanto como nosotros, ¡increíble! ¡Mi barriga estaba a punto de explotar! Y como colofón nos trajeron el postre: un helado de sabor a vainilla y chocolate que degusté con tremenda gracia, ¡qué arte tiene el Bocalino! Nos trataron de maravilla, por lo que solo puedo decir que comí muy requetebién y pase una velada auténtica.

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